Educar con disciplina afectiva

El otro día, en sesión, una paciente me consultaba sus dudas sobre la aplicación de disciplina a su hija pequeña. Curiosamente le dí muchas indicaciones recogidas en este artículo. Límites, disciplina con afecto y sobreprotección.

 

Que ganen los “te quiero” a los “no grites”, “no hagas”, “no toques”

Vivir instalado en la queja.

 

La queja en el día a día

La queja continua es algo que se puede instalar en nuestro día a día y vive conectada a nosotros íntimamente.

Convivimos con ella a diario, la queja la vemos en la tele, en nuestra vecina, amigo, pareja. Si a estas personas les preguntas como les va la vida, sólo te enumeraran un largo listado de reclamos sobre el trabajo, pareja, hijos…y no se fijan en los aspectos agradables de su vida.

Si ante un problema o evento negativo, siempre actúo lamentándome y  nuestra forma de responder es quejarnos y no actuar, acabo realizando un aprendizaje, que se convierte finalmente en un hábito, en un estilo de afrontamiento de problemas y de vida. No digo que esté mal expresar el malestar o inquietud que uno pueda sentir en un momento dado, pero pasar muchos momentos del día instalado en la queja nos puede llevar al mal humor, ansiedad, depresión, a pensar que el mundo está en nuestra contra y que somos unos incomprendidos..

Sin embargo, este estilo de vida, aunque en principio parece activo y asertivo, nos conduce a la pasividad y a que cada vez que nos suceda algo negativo, en vez de buscar soluciones nos quedemos bloqueados en el malestar y el sufrimiento.

Romper el círculo vicioso

Romper el círculo de la queja es fácil si sabes como. Un hábito o costumbre se rompe dejándolo de hacer, y cuando soy consciente de que lo estoy haciendo de nuevo, cortar mi conducta de raíz.

Por otro lado hemos de aceptar que los problemas son parte de la vida, que hay que aprender a aceptarlos y buscar soluciones, evitando quedar paralizados ante ellos.

Toma las riendas de tu vida, lucha por tus metas, muévete y adáptate a la vida, está en tus manos y en las de nadie más.

 

Si tienes alguna consulta ponte en contacto conmigo:

Merche Capilla. Psicóloga, Col. Nº-CV12947

Móvil: 686015830

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La insatisfacción vital

Las «pequeñas» cosas de la vida 

La vida tiene su lado amable, alegre y su lado cruel, triste, que te da y te quita cosas, produce grandes emociones, te hace vivir.

En ocasiones algún hecho grave o triste nos produce un gran malestar y puede darse el caso en algunas personas, que queden atrapadas y bloqueadas en la emoción negativa producida por el evento.  Y así, poco a poco se puede caer en la tristeza, depresión, desesperanza, consumo de sustancias….y terminar por presentar unos elevados niveles de insatisfacción crónica mantenidos en momentos de su vida y que causan un gran malestar y sufrimiento en la vida.

Hay muchas áreas en la vida de una persona y cuando nos ocurre algo negativo en una de ellas hemos de fijarnos en que sólo es una parte de nuestra vida y no focalizarnos en el malestar que nos produce, si no en buscar soluciones.

Diferentes áreas y una sola vida (Fuentes de insatisfacción)

Un área que produce gran sufrimiento hoy en día es el área laboral. El paro a largo plazo es un gran estresor, que produce malestar e inseguridad. Hay ocasiones que a pesar de tener un trabajo que nos permite mantener un nivel de vida digno se siente insatisfacción con el mismo, o se crea un negocio y llevando algo de tiempo  el resultado es negativo. Hay que fijarse en que cuando se crea un negocio o cuando empezamos a trabajar, estamos plantando las semillas para tener en un futuro, un hermoso jardín.

Otra fuente de insatisfacción vital es la rápidez con que se mueve el mundo. Esto crea impaciencia por conseguir las cosas pronto sin darles su tiempo y espacio, teniendo las cosas tan a mano, no damos margen y sabemos que hay cosas que llevan su tiempo, como tener un bebé o conseguir el trabajo de nuestros sueños. En otras ocasiones no se disfruta las cosas cuando por fin se consiguen o no son tan buenas como se esperaba.

La insatisfacción humana, se nutre de la comparación entre personas. De entre  las conductas tóxicas humanas, esta es una de las más dañinas que podemos tener. Cada persona es diferente, tiene unos aspectos potentes, otros más flojos. Aquí es donde la autoestima juega un papel muy importante, y si al final se quiere ser como otro, la persona queda devaluada y no se acepta tal y como es. Otra cosa es querer mejorar estudiando o aprendiendo, abrirse a nuevas experiencias y dándose el valor que se merece.

La insatisfacción puede venir de pequeñas cosas que traspasan el resto de áreas que componen a la persona, como por ejemplo: «no me gusta mi coche», «mi pareja cuando hace tal o cual cosa «, «mi trabajo es el peor del mundo», » mis relaciones sentimentales y/o personales son catastróficas».

Me siento desorientad@, ¿Qué hago?

 

Lo primero que recomendaría es buscar unos objetivos con los cuales reorientar su vida, tener un motivo por el cual levantarse cada mañana y luchar.

En segundo lugar estaría bien revisar nuestra vida hoy en día, qué hago por mejorar mi insatisfacción, qué pienso sobre la situación, y qué siento. Esto nos daría una panorámica de como afronto el momento y si puedo mejorar algún aspecto o si tengo pensamientos irracionales o poco adaptativos.

Y por último tomar una actitud en la cual yo soy el dueño de mi vida y no atribuyo sólo a factores externos mi situación actual.

Si aún así sientes que necesitas ayuda profesional para superar el momento no dudes en ponerte en contacto con un psicólogo que te apoye.

El piloto automático

¿Cómo vivimos en la actualidad?

La sociedad actual se caracteriza por vivir en un patrón de tiempo acelerado. La multitarea y objetivos orientados a metas rápidas constituye el armazón actual de estilo de vida.

Esta sociedad tan demandante de rapidez nos obliga a vivir pensando en la siguiente tarea que hemos de realizar y no estamos aquí y ahora, en el momento en el que realmente estamos vivos y disfrutamos de la vida. Así los procesos mentales se automatizan, puedes estar cocinando, limpiando, viendo una película en el ordenador y escribiendo whats upp todo a la vez, quizás con buena solución pero con mala calidad de disfrute. No vivimos en mi yo presente si no en el futuro, en el de dentro de 10 minutos.

Caemos en la rutina y en la comodidad del dejarnos llevar, del ir tirando..entonces un día te preguntas…¿qué está ocurriendo en mi interior? ¿por qué me he enfadado con esta persona tanto, si sólo me ha preguntado cómo estoy? ¿por qué hoy tengo este malestar emocional? ¿cuánto tiempo llevo así?.

Consecuencias: se nos acumula la faena, no llegamos a todo y no somos capaces de disfrutar de la experiencia actual, perdemos la vivencia, nos convertimos en muertos en vida. Así es normal vivir en una sensación continua de ansiedad, estrés y sentimientos de poca eficacia y baja autoestima.

 

Despertar al presente

De repente nos encontramos con alguien que hace tiempo no hemos visto, nos preguntan que qué tal estamos y sólo decimos bien…a la marcha..y entonces pensamos…¿a la marcha..tirando? ¿así quiero vivir?..

Pero, ¿hace falta vivir trepidantes aventuras para sentirse vivo? NO, hay que vivir la vida, disfrutando cada instante, saboreándolo, disfrutar del olor y el sabor del café de la mañana, del solecito en la cara, de volver a comer un trocito de chocolate como si lo probase por primera vez, sentir el suelo en loss pies, ser consciente de mi cuerpo y si hay tensiones, si tengo calor o frío, del abrazo de un ser querido..VIVIR SIENDO CONSCIENTES! 

Entonces si vivo en piloto automático, ¿no siento emociones ni me afecta nada? No, no es posible “no sentir nada” ni que “nada me afecte”. Las emociones están ahí, mandándonos señales las queramos o no.
 ¿Qué puedo hacer? ¿Empezamos respirando conscientemente?

Puedes empezar simplemente siendo consciente de tu respiración. ¿Cómo? Para, observa tus pensamientos, lo que estás pensando en ese momento y déjalo ir llevando tu atención a la respiración, desde el momento en que entra el aire por tu nariz, llega a tus pulmones y vuelve a salir y sintiendo todas las sensaciones que produce este simple proceso fisiológico en tu cuerpo. Es tu momento, en presente, aquí y ahora, sin juicios, con aceptación de lo que ocurre. Y  hazlo observando  si las sensaciones y pensamientos van de la mano.

Este simple ejercicio de MINDFULNESS con el que a mí me gusta empezar los cursos, te puede hacer ver otra forma de existir en este mundo y de coger las riendas de tu vida, sin ansiedad y sin tristeza.

La zona de confort

¿Qué es la zona de confort?

La zona de confort es un estado mental el cual  nos proporciona tranquilidad, comodidad y refugio. Nos movemos en entornos conocidos lo cual nos proporciona seguridad.

En ocasiones caemos en la cuenta de que llevamos una vida gris, con un vacío existencial. Es entonces cuando nos preguntamos: “Si lo tengo todo, ¿Por qué me siento así?” Quizás estás anclado en tu zona de confort, y aunque te sientas muy cómodo estás viviendo sin motivaciones, metas o aspiraciones, simplemente con el piloto automático encendido y viviendo tu vida como un robot.

Si seguimos aquí no conoceremos otras personas, experiencias nuevas, no pondremos en marcha los mecanismos para que nuestros sueños y metas se hagan realidad.

¿Qué factores están interviniendo para mantenerme aquí?

Sobre todo se produce una lucha interna entre los miedos a lo nuevo (aunque sean cambios positivos) y la motivación para hacer cosas nuevas o disfrutar experiencias inéditas en nuestras vidas. Aquí actúan las barreras psicológicas, que nos producen las excusas perfectas para evitar algo tan importante como la confianza en uno mismo.

En este punto hay que tener cuidado, estás barreras pueden causarnos ansiedad y estrés ante nuestra creencia irracional  de que YO no puedo hacer cambios, lograr mis objetivos y mantenerlos, y sobre todo, de cuando hacen su aparición los fracasos. Puede verse afectada nuestra autoestima al realizarse una autocrítica exacerbada y podemos caer en una depresión. Hemos de ser capaces de aceptar los tropiezos con amabilidad hacia uno mismo, al igual que lo haríamos si un niño pequeño se cae y se lastima las rodillas.

¿Qué puedo hacer para salir de mi situación actual?

Cuando empieces el camino de búsqueda fuera de tu zona de confort, comenzarán a revelarse todas esas barreras internas o externas que tenemos. Piensa que esto es normal y cuenta con los miedos, si no existieran seríamos unos insensatos que nos lanzaríamos a lo desconocido sin pensar las cosas. Acepta tus miedos, que estén ahí para cuidarte, pero que no te bloqueen.

Busca entre tus sueños y deseos, empieza por uno sencillo. Busca tu meta, y plantéate pequeños objetivos hasta llegar a ella. Ponte en marcha, a trabajar en ello y sé perseverante y positivo.

La vida que quieres llevar está en tus manos y en las de nadie más. Coge las riendas, y adelante.

“El aborto. Repercusiones psicológicas”

Cuando estás buscando el embarazo, por lo general, no ocurre en el primer ciclo de intento. De hecho según comenta Eva Calvo: “Los científicos han descubierto que esa cifra son, exactamente, cinco meses y dos semanas”. Así que hemos de contar con la tan necesaria -y en ocasiones frustrante- paciencia.

Pero cuando ocurre el milagro y por fin, el test de embarazo da positivo, te embarga una sensación de felicidad y plenitud y una ilusión que desborda tus expectativas y es en ese momento cuando olvidas -si es que ha ocurrido- la frustración y la ansiedad de que van pasando los meses y no quedas embarazada.

Entonces vas a la matrona, te toma los datos, te revisa las mamas y te pesa y te da las citas con el tocólogo y para futuros análisis sanguíneos. Y apunta todo esto en tu cartilla de embarazo, que a partir de ese momento se convierte en el mayor tesoro literario que posees.

Ya por fin, llega la tan esperada cita con el tocólogo, vas a ver a tu bebé, a oír latir su corazón. Pero de repente el mejor día de tu vida, se convierte en el peor…no se detecta latido cardíaco y el tamaño no corresponde a las semanas de embarazo de tu hijo. Te embarga una tristeza y un miedo como nunca has vivido…Aún así, el tocólogo mantiene tus esperanzas, te dice que es posible que la ovulación ocurriera después y que el bebé realmente tenga menos semanas de las que en principio tocaría. Así que te dan cita para dentro de dos semanas y te vas con gran intranquilidad a casa.

A los pocos días sucede lo inevitable, y se produce la hemorragia, escapando de tu cuerpo, tu tesoro, tu pequeño milagro. El aborto espontáneo ocurre y todo termina entre lamentos, tristeza y dolor, mucho dolor de cuerpo y de alma.

El estado de ánimo, puede verse alterado, entonces hay repercusiones psicológicas a las que debemos atender. No podemos y no debemos evitar estar triste, no olvidemos que estamos ante un duelo y éste se cura permitiéndonos estar tristes, llorar y “colocar”al bebé -que aunque no va a nacer sí sentíamos ya como hijo- en su lugar. Otros sentimientos que también suelen aparecer son la sorpresa, la incredulidad y la culpabilidad (habré hecho algo mal o mi pareja). La sorpresa y la incredulidad nos preparan para afrontar los cambios. Y con respecto a la culpabilidad, ésta no existe, la naturaleza cuando algo no se forma bien detiene el proceso, aunque sólo se trate de una celulita que no se ha posicionado bien. Os propongo aceptar todas las sensaciones y sentimientos que sintamos, es la forma en que nuestra mente favorece y “cura” la gran herida hecha en nuestra alma.

En este momento se vuelve imprescindible la comprensión y el apoyo de familiares y amigos. No hace falta recibir un gran discurso, en ocasiones simplemente un abrazo, un beso, unas caricias, llegan más a fondo que las mejores palabras de consuelo.

Hay varias cosas que podemos hacer para aliviar el duelo como expresar el dolor por lo sucedido a los demás, pero también darse permiso para no pensar un rato al día en el aborto, pasear y disfrutar del sol en la cara.

Si tenemos pareja hemos de tener en cuenta las distintas formas de expresar el dolor, en ocasiones la pareja expresa poco o no tiene ganas de hablar, pero los sentimientos existen, aunque no se expresen. No hemos de olvidar que él o ella iba a ser padre o madre también. Hemos de respetar sus tiempos.

Por último no puedo dejar de comentar el tan famoso y desafortunado refrán de ámbito sanitario: “Mujer legrada mujer preñada”. Es como si quisiéramos ocupar el lugar del hijo no nacido enseguida y esto es contraproducente. Mi consejo es superar el duelo, dar el lugar a nuestro hijo no nato. Y una vez ya restablecido cuerpo y mente, y si me apetece, buscar un nuevo embarazo.

Papel del padre en el embarazo

A través de los años el papel del padre ha ido cambiando en la familia. En las generaciones pasadas, en muchos casos el padre era un mero sustentador económico. En la actualidad, este papel ha ido cambiado y el padre ha tomado un papel más activo en la crianza de los hijos, en sus cuidados físicos, en su educación, y con mayor implicación emocional. Por este motivo se está estudiando el papel que el padre desempeña hoy en día durante el embarazo, puesto que la implicación que tome en este período puede ser determinante en la posterior vinculación con su hijo.

Desde el punto de vista biológico también se está estudiando qué pasa en el cuerpo del futuro papá y se ha descubierto que hay variaciones en los niveles hormonales masculinos conforme avanza el embarazo. Algunas de las hormonas implicadas en estas variaciones son la testosterona, el estradiol o la prolactina. Los niveles de testosterona disminuyen haciendo que el deseo sexual del hombre disminuya y se muestre más cariñoso según estudios realizados por Katherine Wynne-Edwards (profesora de biología en la universidad de Queen en Kingston). La prolactina aumenta su nivel en sangre (Alison Fleming, profesora de psicología en la Universidad de Toronto), lo cual produce que estén más alertas al llanto de su bebé, y a su vez, los hombres con un nivel más bajo de testosterona sienten más la necesidad de responder al llanto. Dentro de los cambios fisiológicos, el futuro padre puede sufrir el denominado Síndrome de Couvade (Conner y Denson 1990) por el cual somatizan síntomas físicos iguales a los de la futura mamá como náuseas matutinas, cansancio, aumento de peso, dolores de piernas, “antojos”, etc…

El futuro papá puede sentir además de estos cambios, ansiedad, inseguridad, miedo al futuro, puede cuestionarse si será un buen padre y aunque cada hombre tiene su propio ritmo de adaptación ante este hito, puede sentirse reconfortado en este proceso encontrando un lugar en el que posicionarse al lado de su pareja embarazada.

De cualquier manera existen pautas que pueden ayudar al futuro papá para que este proceso se produzca con mayor tranquilidad y menor ambigüedad:

  • Implicación en el embarazo: Acudir la pareja a los controles médicos durante el embarazo -siempre que sea posible- es una manera de sentirse dentro del proceso, aunque como comenta Daniel Bailly «La presencia de los padres en las sesiones de preparación al parto, está bien, pero no constituye una respuesta específica de los padres», es decir, también puede trabajar el apego con el feto al hablarle desde el exterior (el feto comienza a oír a partir del cuarto mes de embarazo), escuchando los latidos del corazón (empiezan a escucharse a partir del quinto mes de embarazo), sintiendo como se mueve el feto en el útero con el tacto al sentir sus pataditas (estas se pueden sentir a partir del sexto mes desde la concepción).
  • Redefinirse en su futuro rol de padre: se puede trabajar imaginando desde cómo será su carita, como lo acunará, las palabras que le dirigirá,…
  • La nueva imagen de la pareja: integrándola en su mente además de como compañera y amante, como mamá de un futuro hijo en común.
  • Buscar información sobre lo que está ocurriendo en el cuerpo y la mente de su pareja, leerlo juntos y comentarlo.
  • Sexualidad: En principio, si el médico no dice lo contrario se pueden mantener relaciones sexuales durante los 9 meses de embarazo. Si existiese alguna contraindicación, la afectividad se puede seguir manteniendo a través de los besos, abrazos, caricias íntimas, masturbación.

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